La Carta de la Semana (01/01/2014): "YA ESTAMOS EN 2014"

Vamos a comenzar como se espera: les deseo un próspero año 2014 a todos. 

Pero quiero añadir que, aunque de verdad lo deseo, soy consciente de que no será próspero para todos. O lo será sólo para pocos. Imaginen que para 79 personas de cada 100 que habitamos el mundo, el 2014 no será de prosperidad alguna. Y no me digan que es de mal gustó comenzar el año así; porque este tema o nos lo tomamos en serio o estaremos condenados a repetir, como caballos anclados de un tiovivo de la historia, los mismos desastres del pasado en el futuro. 

Hace 100 años, Sigmund Freud publicó su obra "Introducción al narcisismo". A veces estamos encantados de habernos conocido y nos duele la cara de ser tan guapos. Una forma coherente de iniciar el año podría ser comprometernos a un sincero esfuerzo de austeridad. Hay muchas cosas que nos sobran y hay muchas personas que nos faltan. Y las personas son las que deben ser amadas, no las cosas; porque cuando empezamos a amar mucho las cosas terminamos usando a las personas. 

Es un peligro en narcisismo personal porque nos empuja a usar a las personas, pero es mucho más peligroso el narcisismo de grupo que nos aísla y violenta enfrentándonos. También, el año 1914 cierto narcisismo nacional dividió y ensangrentó Europa bajo las voces roncas de las bombas de la Primera Guerra Mundial. Cien años después deberíamos proponernos la extensión irresistible de la concordia y la comprensión como semillas necesarias de una convivencia justa y en paz.

Un 2014 próspero de humildad, de austeridad sincera, de justicia y paz, de unidad y concordia entre los diferentes para la construcción de la casa común en la que el 100 % pueda sentarse y sentirse en la mesa de la humanidad.

¿Utópico? ¿Iluso? ¿Inocente deseo infantil alejado de la cruel y cruda realidad? 

Bien. Vale. Ya sabemos lo que ocurre cuando muere la utopía y el único deseo que albergamos es llenarnos la barriga. Osar y revolcarnos en el propio brillo narcisista de un primer mundo contentó por haber globalizado la indiferencia. 

Remando sobre mi propia mediocridad, pero con el deseo de alcanzar la utopía de realización universal, construida desde las esquinas heridas de los ambientes que habitamos, y con la confianza puesta en que fuimos pensados por el amor de Dios, les deseo, de corazón, a todos, un próspero año nuevo.

Juan Pedro Rivero González
Rector del Seminario.
@juanpedrorivero




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